Cuando tenía 12 años, descubrí lo que significaba ser transgénero. Entonces exploré un poco la idea, pero no fue sino hasta mis 15 años cuando comencé la transición por completo.
Estaba empezando a descubrir que también era lesbiana, así que decidí que era un chico trans heterosexual. Siempre sentí que mi cuerpo no era mío; como si fuéramos dos entidades separadas. Esto probablemente se deba a lo alta que soy (1,80m) y al acoso debido a ello.
Empecé a tomar testosterona cuando tenía 18 años. Durante el año que comencé a tomarla, intenté dejarla varias veces. Sin embargo, mi mejor amigo en ese momento, que también era un hombre trans, me presionaba de alguna manera para que la siguiera tomando.
Finalmente, ese amigo salió de mi vida y me descubrí a mí misma. Dejé la testosterona no hace mucho y finalmente me siento libre.
Finalmente he llegado a un acuerdo con mi verdadera identidad como lesbiana butch. No fue un camino fácil, pero valió la pena.
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